viernes, 9 de abril de 2010
EL CAPITÁN MORGAN
El Capitán Morgan y su banda de bucaneros invadieron y saquearon las ciudades de Portobello, Chagres y Panamá, sembrando el terror entre los españoles desde el Atlántico hasta el Pacífico. Quién hubiera creído que el hijo de un simple agricultor de Lllanrhymney, en Gales, nacido en 1635, fuera a convertirse en todo un Sir Henry Morgan. Este fiero bucanero puso a sus pies a todos los españoles colonos del Panamá.
El Capitán Morgan comenzó sus andaduras en el Nuevo Mundo como un obrero, que en realidad, junto a los indios y los negros, más que un obrero, se consideraba un esclavo. No es de extrañar que estos hombres, cuando fueron puestos en libertad sin dinero, no tenían ninguna razón como para respetar a sus amos. Les tocó vivir un mundo duro donde la supervivencia era el único medio. En muchos casos se llegaron a convertir en piratas buscadores de botines. Y así fue como se inició la vida en el mar de Morgan.
A pesar de que los franceses, portugueses, holandeses y británicos tuvieron comercios con el Nuevo Mundo, ninguno de ellos pudo rivalizar con el poderío español y su influencia. Esto se dio sobre todo en lo que hoy es Panamá. No es de extrañar entonces que el Gran Canal de Panamá se construyera precisamente aquí.
Debido a consideraciones geográficas, el oro cosechado en la costa del Pacífico podría ser fácilmente transportado a través de la división continental. Allí, en el puerto de Portobello, podría mezclarse con la ruta del oro de la costa atlántica, sobre todo la que venía desde Perú, embarcarse en los buques, y ser llevado sin más hasta España.
En esas estábamos cuando Morgan pasó a formar parte de la banda del Capitán Edward Mansvelt. Al comprobar Mansvelt la destreza de Morgan, lo subió rápidamente de categoría, hasta convertirlo en vicealmirante. Fueron encargados de tomar la isla de Curazao para los ingleses. Pero Mansvelt tenía otras ideas. Con 15 barcos y 500 hombres, saquearon la isla de Santa Catalina, convirtiéndose en los auténticos Piratas del Caribe, aunque sin mucho que parecerse a la romántica versión de Jack Sparrow.
Pero esta asociación se rompió pronto. Mansvelt murió en extrañas circunstancias y dejó a Morgan el control de la nave. Tras ocho incursiones en la ciudad cubana de Puerto del Príncipe para atiborrarse de dinero, Morgan puso su mirada en Portobello, un puerto flanqueado por fuertes murallas. Un asalto directo no parecía una idea muy prudente, por lo que el plan trazado fue desembarcar a un lado de la ciudad.
La primera de las fortalezas de Portobello fue tomada por sorpresa, y la segunda de ellas con un poco más de esfuerzo. Después de saquear la ciudad venezolana de Maracaibo y Santa Catalina, Morgan fijó en su mente Ciudad de Panamá. Pero para llegar hasta allí debería antes conquistar la fortaleza de Chagres.
La batalla fue feroz, pero los piratas se llevaron la victoria, pudiendo seguir por tierra hasta su primer objetivo. En la mañana del 18 de enero de 1671 comenzaron las hostilidades. Los piratas eran menos numerosos, pero la caballería española se vio obstaculizada por las tierras pantanosas y los hombres de Morgan tomaron ventaja en la lid. Las tropas españolas se replegaron en desorden y los piratas invadieron pronto la ciudad y la saquearon, cumpliendo con su objetivo.
Henry Morgan regresó a la Jamaica británica sólo para descubrir que, en su ausencia, un tratado de amistad con España le había convertido en un criminal. Fue llevado a Gran Bretaña para ser juzgado, pero una vez más la suerte estuvo de su parte. El tratado perdió su vigencia, y volvió de nuevo a Jamaica para convertirse en el teniente gobernador de la isla caribeña., Henry Morgan fue uno de los primeros en demostrar que el crimen, a veces, no se paga. Murió en Lawrencefield, Jamaica, el 25 de agosto de 1688.
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