Los “mendigos del mar”, o watergeuzen,
fueron un grupo de corsarios que aparecieron durante los primeros años
de oposición holandesa al control español de los Países Bajos durante la
Guerra de los Ochenta Años. Según parece, esta denominación procede del
calificativo con que se refirieron los consejeros de la duquesa de
Parma al dar audiencia a un grupo de nobles holandeses que acudieron a
su presencia , refiriéndose a ellos como “mendigos” (geuzen).
Poco después, debido a las desavenencias
con la política religiosa de Felipe II, la Confederación de los nobles
holandeses calvinistas definitivamente se rebeló contra el gobierno
español en 1566. Esta revuelta fue rápidamente sofocada por los Tercios
españoles al mando del Duque de Alba.
En este contexto, en 1569,
Guillermo de Orange, que había conseguido escapar de las tropas de
españolas, viendo que el futuro de la guerra y por tanto de Holanda se
encontraba en el mar, entregó permisos de corso y se equiparon un total
de 84 barcos. Al principio, estos “mendigos del mar” se limitaron a
saqueos esporádicos como medio de supervivencia, pero llevados por la
desesperación, atacaron y tomaron un enclave español fuertemente
defendido. Inspirados por esta victoria, comenzaron una campaña más
ambiciosa capturando otros enclaves costeros. El éxito de estos
corsarios fue inspirador para el resto de Holanda, que comenzó a
rebelarse. En 1572, los corsarios lograron tomar las ciudades de Brielle
y de Flesinga de la manos de los españoles, marcando la toma de la
primera el inicio de la Guerra de los Ochenta Años.
Para llevar a cabo sus
operaciones de hostigamiento contaron con el decidido apoyo de Francia e
Inglaterra, que vieron en esta guerra la posibilidad de debilitar al
todopoderoso Imperio Español apoyando a los holandeses, cediendo para
ello bases en La Rochelle (Francia) y en Dover (Inglaterra), además de
apoyo logístico y militar.
Entre 1622 y 1636, la flota
holandesa causó graves trastornos a los intereses españoles, llegando
incluso en el año 1628 a capturar la Flota de la Plata, empresa llevada a
cabo por Piet Heyn. Los beneficios obtenidos con esta acción sirvieron
para organizar la armada con la que los holandeses se apoderaron de
Pernambuco en 1630, creando la colonia de Nueva Holanda.
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