Álvar Núñez Cabeza de Vaca (Jerez de la Frontera, 1490 ó 1507-Sevilla, 1559).
Cuando Pánfilo de Narváez comenzó a organizar la expedición a Florida, en diciembre de 1526, el alférez Álvar Núñez Cabeza de Vaca, ya fogueado en las campañas españolas en Italia y en la toma del Alcázar de Sevilla a los comuneros, solicitó al rey Carlos I un puesto oficial en la expedición. El 17 de junio de 1527, Cabeza de Vaca partió de Sanlúcar de Barrameda como tesorero y alguacil mayor de la armada de Narváez, para “conquistar y gobernar las provincias desde el río de las Palmas hasta el cabo de la Florida”. La expedición llevaba, en cinco barcos, 600 hombres y diez mujeres casadas. La acogida que el Nuevo Mundo les dispensó en isla Española y en Cuba sería el breviario de la enciclopedia de atrocidades que arrostrarían en el litoral del Golfo de México. En la ciudad de Santo Domingo, isla Española, donde se proveyeron de alimentos y caballos, 140 hombres desertaron de la armada. Otros 60 murieron a causa de los huracanes y las tormentas que los retuvieron en Cuba hasta finales de marzo de 1528. Y cuando navegaban de cabotaje con cinco barcos, 400 hombres y 80 caballos un vendaval los apartó del puerto de La Habana y condujo las naves hasta el suroeste de Florida. En las costas de Florida la expedición naufragó a causa de un huracán y fueron apresados por los indígenas. Tras seis años cautivo consiguió huir junto a Andres Dorantes, Alonso del Castillo Maldonado y un esclavo bereber africano llamado Estebanico –el primer africano que pisó América-. Recorrieron a pie Texas, Chihuahua y Sonora (unos 18.000 Km), llegando a México para unirse a los españoles que allí vivían.
Diez años después regresaría a Sevilla, donde empezó a redactar su odisea de nueve años de naufragios, esclavitud y hambrunas –llegaron a comerse los 80 caballos mencionados y, al parecer, entre ellos mismo- por el hemisferio boreal. Reescrito en varias ocasiones hasta perfilar la narración personalizada que conocemos, entregó su manuscrito a los zamoranos Agustín de Paz y Juan Picardo, que lo editaron en 1542 con el título “La relación que dio Aluar nuñez cabeça de vaca de lo acaescido en las Indias en la armada donde yua por gouernador Pamphilo de narbaez desde el año de veynte y siete hasta el año de treynta y seys que boluio a Seuilla con tres de su compañía”. Ahora es conocido como “Naufragios”.
En 1540 regresó a América donde desempeñó el papel de Gobernador del Paraguay y, llegó, incluso, a descubrir las cataratas de Iguazú en 1542. Detenido por su permisividad con los indios fue desterrado a Orán donde permaneció 8 años. Absuelto por Felipe II, fue nombrado miembro del Tribunal Supremo y prior de un convento en Sevilla, donde murió.
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