martes, 19 de octubre de 2010

LA CARTA ESFÉRICA



Revisando mi biblioteca me he encontrado con este magnífico libro de Arturo Pérez Reverte que a tanta gente decepcionó por su excesivo grosor y su ingente jerga o lenguaje marino. Conozco a varios compañeros que se saltaron o leyeron entre líneas diversos pasajes de la novela. He aquí uno de esos pasajes en el que aparecen varios concepto que todos los aficionados a la navegación manejamos pero que, muchos, no entienden:


“Libre de la última amarra, el “Carpanta” se apartó despacio del pantalán. Después, la cubierta vibró suavemente mientras el velero quedaba inmóvil entre los reflejos de luz en el agua, y el motor aumentó las revoluciones cuando el Piloto, al timón, dio avante poca. Las farolas del puerto desfilaban ahora lentas, quedando atrás a medida que la embarcación ganaba la velocidad, proa al mar abierto, con las luces de La Línea, la refinería de San Roque y la ciudad de Algeciras balizando a lo lejos el contorno de la bahía. Coy terminó de adujar el cabo a proa, azocó bien el chicote y luego se dirigió a la bañera central, asiéndose a los obenques cuando, fuera ya de la protección del puerto, el barco se puso a cabecear en la marejadilla…”


Arriba, portada del libro; sobre estas líneas, el cartel de la película.

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